En la encrucijada de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, nos enfrentamos a un desafío global que demanda nuestra atención inmediata: la pérdida y el desperdicio alimentario.
Con aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial perdidos o desperdiciados anualmente, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), nos encontramos ante una realidad que reclama soluciones sostenibles. Sin embargo, en este panorama exigente, vislumbramos una oportunidad para transformar nuestras prácticas y construir un futuro más resiliente.
Esta llamada a la acción no sólo se inscribe en la necesidad apremiante de erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria (Objetivo de Desarrollo Sostenible 2), sino que también se alinea con la meta de adoptar patrones de producción y consumo responsables (ODS 12).
Una de las claves para afrontar eficazmente un problema de tal magnitud es comprender bien la diferencia entre pérdida y desperdicio alimentario.
Conocerla, permitirá establecer estrategias más eficaces mediante las alianzas entre los agentes implicado, en línea con el ODS 17 (alianzas para lograr los objetivos), ya que la colaboración es la piedra angular de la sostenibilidad.
Distinguir entre pérdida y desperdicio, la clave para una estrategia eficaz
La pérdida alimentaria ocurre en las etapas de producción, almacenamiento y transporte. Es decir, tiene lugar antes de que los alimentos lleguen al consumidor. Esto puede deberse a diversos factores como la falta de infraestructura adecuada, tecnologías ineficientes o condiciones climáticas adversas.
Por otro lado, el desperdicio alimentario se produce en las etapas finales de la cadena alimentaria, cuando los alimentos son descartados por los minoristas, restaurantes o consumidores. Este tipo de desperdicio a menudo resulta de la sobrecompra, la mala gestión de las existencias o de estándares estéticos poco realistas que llevan a la eliminación de alimentos perfectamente seguros y nutritivos.
Entender la distinción entre pérdida y desperdicio alimentario es fundamental para desarrollar estrategias efectivas. Al dirigirnos a las causas específicas en cada etapa de la cadena alimentaria, podemos implementar soluciones más precisas y sostenibles.
En el ámbito de la producción, la inversión en infraestructuras mejoradas y prácticas agrícolas sostenibles puede reducir significativamente la pérdida alimentaria. Al mismo tiempo, educar a los consumidores sobre la fecha de caducidad y fomentar la compra consciente puede ser útil para reducir el desperdicio alimentario en la fase de consumo.
Lo fundamental es que las empresas involucradas en cualquier punto del proceso sepan identificar cuál es el problema en su cadena y desarrollen soluciones que contribuyan a reconvertir el sistema en uno más sostenible.
Iniciativas globales y acciones locales
Organizaciones internacionales, como la FAO y el PMA (Programa Mundial de Alimentos), están liderando esfuerzos para abordar tanto la pérdida como el desperdicio alimentario a nivel global. Además, es fundamental que las comunidades locales participen activamente en la implementación de prácticas más sostenibles.
En CODESPA, reconocemos la importancia de esta distinción y trabajamos en colaboración con comunidades locales para implementar soluciones que se adapten a sus necesidades específicas. Desde la capacitación en técnicas agrícolas eficientes hasta la sensibilización sobre el consumo responsable, buscamos ser agentes de cambio en la lucha contra la pérdida y el desperdicio alimentario.
Todos desempeñamos un papel crucial en esta narrativa. Al comprender la diferencia entre pérdida y desperdicio alimentario, podemos tomar decisiones personales informadas en nuestra vida diaria. Reducir la pérdida y el desperdicio no solo preserva recursos valiosos, sino que también respeta el trabajo de quienes participan en la cadena de producción de los alimentos para crear un sistema más equitativo y sostenible.
Desde CODESPA, extendemos la invitación a todos los involucrados a unir fuerzas en esta causa. Al conocer y actuar sobre la diferencia entre pérdida y desperdicio alimentario, podemos avanzar hacia un futuro donde cada alimento cuenta en la construcción de una sociedad más justa y en la que seamos más conscientes del impacto en el buen uso de los recursos del planeta.